Esto quiere decir que las partes exteriores del grano, el germen y el salvado no se eliminan en el momento de la trituración (algo que sí ocurre en el caso de los cereales refinados). Una diferencia que hace que los productos integrales proporcionen al organismo una serie de beneficios. Estos son algunos de los más importantes:
- Mejoran el tránsito intestinal y contribuyen a prevenir el estreñimiento.
- Pueden ayudar a prevenir enfermedades como el cáncer, en especial el de colon.
- Proporcionan una sensación de saciedad que evita la ingesta de otros alimentos más calóricos, un aspecto importante en las dietas de adelgazamiento. No obstante, esto no quiere decir que se puedan tomar sin medida: lo que realmente varía respecto a los alimentos refinados es su cantidad de fibra, vitaminas, minerales y nutrientes y no tanto en el número de calorías, por lo que se puede decir que tanto unos como otros aportan similar cantidad de energía.
- Ayudan a reducir los niveles de colesterol y, por tanto, el riesgo de enfermedades cardíacas.
- Son ideales para las personas con diabetes, ya que su ingesta no produce ‘picos’ elevados de glucosa en sangre.
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