Dentro de la sicología, el hábito de morderse las uñas se denomina onicofagia. Es una patología que se generalmente aparece en la niñez y luego es difícil dejarla. Sus causas se liga la angustia y el estrés; a la presión del entorno en nuestra personalidad y forma de actuar.
Con el paso del tiempo, el hábito va dañando no sólo nuestra imagen, sino también nuestra salud, según el portal femenino Mujer Hoy. Si eres de las que se muerden las uñas constantemente, afectarás su estructura y crecimiento natural porque el impacto de los dientes genera micro fisuras que separan sus capas. Crecerán desiguales y no cubrirán toda la carne del dedo. Además dañas tus dientes en su sensibilidad y esmalte. Pero lo más relevante es que las uñas son un foco activo de microorganismos que pueden generar la transmisión de bacterias y hongos por vía oral. A la larga esto puede ir dañando la mucosa de la boca y generar infecciones desagradables.
¿Cómo tratarlo? Lo idóneo sería ir al origen del problema y tratar sicológicamente los problemas de angustia y estrés. Sin embargo, si sientes que puedes hacerlo sin ayuda externa, puedes aplicar cremas, productos amargos, ácidos o picantes en tus uñas para evitar querer llevártelas a la boca; pintártelas con esmaltes llamativos, escribir una pequeña cruz en tus dedos para recordarte que es un mal hábito o sustituir el acto por algo más saludable.
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