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miércoles, 21 de mayo de 2014

EL ARTE DE LA RESPIRACIÓN

Solemos respirar superficialmente, no somos conscientes de ello, es algo automático.

Esta respiración limita mucho nuestra capacidad pulmonar, no llenamos los pulmones, no trabajan los músculos inspiradores.
Y en el cuerpo lo que no se usa… se atrofia.
Lo que distingue a la respiración superficial habitual de la respiración abdominal profunda es la función que desempeña el diafragma.

El diafragma es músculo que separa la cavidad torácica de la abdominal.

Cuando los pulmones cogen aire, empujan el diafragma hacia abajo, y hacia arriba cuando lo soltamos.

Debido a la pereza, ignorancia, tabaco, contaminación o estreñimiento entre otros factores, hoy en día las personas adultas respiramos con el pecho, en vez de hacerlo profundamente con el abdomen como sería lo ideal.

Esto hace que la parte inferior de los pulmones (la más ancha) permanezca inmovilizada. Por lo tanto es necesario respirar 3 veces con el pecho para igualar 1 respiración abdominal.

La práctica de la respiración abdominal reduce el número de inspiraciones y respiraciones por minuto a menos de la mitad y aumenta el rendimiento respiratorio, ahorra esfuerzo al corazón y conserva la energía vital.

A la vez que fortalece los músculos intercostales y extensores de la columna, evitándonos a la larga patologías vertebrales.

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