Siempre he escuchado que hacer dieta no se trata de pasar hambre, sino de ingerir los alimentos adecuados, en la frecuencia más conveniente posible, sin que ello redunde en efectos perjudiciales para tu salud.
Hay veces que creemos tener todas las de ganar con lo que nos llevamos a la boca, y resulta un gran auto engaño. Hay patrones que se repiten y que nadie nos dice, que probablemente sean los causantes de que esa estricta dieta a la que estás sometida no parezca hacer efecto. ¡Qué frustración!
Entérate de estos errores muy comunes que puedes estar cometiendo sin darte cuenta, y dale un vuelco positivo a la balanza ¡y a tu apariencia!
1. "Light" no es sinónimo de adelgazante. Tenemos la mala costumbre social de pensar que atragantarse de todos los productos alimenticios con la etiqueta "light" o "livianos" es la solución perfecta para no engordar. Les digo que esto es un mito, y espero no decepcionarte con lo próximo que voy a explicar.
Si bien es cierto que estos alimentos están diseñados para el consumo del menor número de calorías, al ingresar al cuerpo (que es una de las máquinas más perfectas y funcionales que existen) el mismo las absorbe y en el caso de las bebidas gaseosas y golosinas, entre otros, su sabor dulce engañoso (ya que carecen de azúcar) dispara los niveles de insulina. Los cuales al no encontrar el azúcar como tal, la absorberá en la sangre, haciéndonos aumentar de manera gradual. ¡¿Qué les parece?!
2. ¡Saltarse las comidas es peor! No solo porque el hambre aumentará y cuando comas lo harás como una desaforada, sino además porque el organismo al ver que le falta alimento, optará por asimilar encarecidamente lo que reciba y ¡no te imaginas cómo esto afecta tu peso! No cometas más nunca este error, pues aparte te ganarás una gastritis innecesaria (lo digo por experiencia).
Por eso debes respetar estrictamente tus tres comidas completas, preferiblemente saludables, y tanto a media mañana como a media tarde, optar por una fruta, un yogurt, una galleta integral o cualquier otro abre boca que mantenga tu sistema digestivo ocupado, además de la ansiedad y el hambre controlados ¡o acabarás comiéndote todo lo que encuentres en el refrigerador!
3. Hazle la cruz al azúcar. A veces pensamos erróneamente, que evitando los dulces que contengan azúcar refinada, ya estamos cumpliendo con la dieta. ¡Para nada! El azúcar está presente en tantas bebidas y comidas procesadas, que a veces la consumimos sin tomar conciencia de ello. La encontramos en jugos pasteurizados, refrescos, y hasta en las frutas, harinas, papas y otros alimentos que contienen glucosa.
El cuerpo requiere una cantidad mínima diaria para su óptimo funcionamiento y en caso de sobrepasarte, serán libras seguras que ganarás. No te asustes pero eso se convierte en grasas y altos niveles de azúcar en la sangre, que hacen daño y sin duda te perjudican. Una buena opción son los frutos secos, las grasas no saturadas contenidas en los pescados como el salmón y en los aceites vegetales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario