Toallas:
Si hace poco comenzó a bajarte, es probable que desconozcas la medida de cuántas necesites al día, es posible que quieras terminarte hasta 20 de ellas en instante, así que checa la cantidad de flujo para que vayas calculando.
Son súper fáciles de poner, solamente tienes que despegar la toalla del papel que tiene para proteger el pegamento; de inmediato pégala en tu ropa interior y ajústala.
Hay que cambiarlas cada 3 o 4 horas para que te sientas limpia, no manches tu ropa y prevengas algún aroma desagradable.
Las encuentras en todos lados, desde la tiendita de la esquina, farmacias hasta en supermercados, así que jamás te faltarán.
Son fáciles de guardar, ya sea en tu mochila o bolsa de mano. No son nada llamativas, incluso caben en la bolsa de tu pantalón para cuando tengas que ir a cambiarte nadie se dé cuenta.
Existen algunas que contienen aromas para inhibir el desagradable olor que puede llegar a causar el flujo.
Tampones:
Estos pequeños tubitos de algodón se insertan dentro de la vagina para protegerte de manera interna; tienen un pequeño cordón para que puedas retirarlos sin dificultad.
Si te gusta usar pantalones o shorts pegados al cuerpo, esta opción es ideal para ti, pues no se marcarán.
Te protegen en un 100%, ya que al estar colocados en tu interior, absorben todo el flujo y no permiten que salga al exterior.
Si tienes alguna fiesta en la alberca, ¡son imprescindibles! Ya que jamás se mojan porque quedan muy bien ajustados a tu cuerpo y se impide el paso del agua.
Con ellos te sientes más limpia y fresca, pues a diferencia de la toalla, la sangre queda acumulada en el tubito dentro de tu zona íntima, mientras que con la otra, siempre hay un roce del flujo con tu piel.
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