Tu embarazo no es el momento de tratar de perder peso ni de empezar a practicar ejercicios vigorosos, pero si hasta ahora todo ha ido bien y no tienes un embarazo de alto riesgo, puedes empezar un régimen de ejercicios físicos leves o moderados.
Empieza despacio y con precaución
Las deportistas novatas deben empezar haciendo 15 a 20 minutos de actividad, tres veces a la semana, preferentemente con un día de descanso entre las sesiones de ejercicios. No te ejercites hasta que te duela o hasta quedar completamente exhausta. Una buena regla que debes tener presente es: disminuye el ritmo si no puedes conversar con facilidad mientras haces ejercicio.
Asegúrate de alimentarte bien y beber muchos líquidos. Durante el embarazo necesitas consumir aproximadamente 300 calorías adicionales al día, dependiendo de lo que pesabas antes de quedar embarazada.
Mantente cómoda y fresca durante la actividad. Si haces ejercicio al aire libre en días calientes y húmedos, ponte un sombrero y ropa suelta y cómoda. No olvides tu botella de agua para ir recuperando los fluidos perdidos.
Tipos de ejercicios seguros
Si estás embarazada y es la primera vez que vas a hacer ejercicio físico, considera las siguientes opciones:
Caminar: Es la mejor actividad para las mamás embarazadas porque es segura, fácil de practicar y te proporciona beneficios cardiovasculares, o sea, es perfecta incluso si no hacías nada de ejercicio antes del embarazo.
Inscribirte en una clase de aeróbicos de bajo impacto o ejercitarte con un DVD de ejercicios. Busca los que estén hechos específicamente para mujeres embarazadas.
Natación: Es una excelente actividad porque permite trabajar todo el cuerpo, pero pone poquísima presión sobre las articulaciones. Además, tiene la ventaja de que en el agua flotas y te sientes ligera, lo cual alivia temporalmente la incomodidad provocada por la barriga cuando ya está más grandecita.
Yoga prenatal y estiramiento: Estas dos actividades alivian la tensión y ayudan a mantener el cuerpo flexible y fuerte.
Actividades que debes evitar
Otros tipos de ejercicio, como montar en bicicleta, deben hacerse con precaución o incluso posponerse hasta después del nacimiento del bebé. Aunque muchos ciclistas digan lo contrario, algunos expertos aseguran que montar en bicicleta durante el segundo y el tercer trimestre es peligroso porque puedes perder el equilibrio y caerte con mayor facilidad.
Aunque no es recomendable empezar a correr durante el embarazo, está bien hacerlo si ya practicabas jogging antes de quedar encinta.
Después de tu primer trimestre evita hacer ejercicios abdominales u otros ejercicios que se hagan acostada de espaldas, ya que éstos podrían provocar mareos y reducir el riego sanguíneo hacia el útero.
Los ejercicios con pesas y otros que exijan que estés de pie por largo rato sin moverte, también podrían reducir la cantidad de sangre que llega al útero. Para evitar que esto ocurra, mantente en movimiento cambiando frecuentemente de posición o simplemente moviendo las piernas.
Señales de alerta
Si sientes cualquiera de estos síntomas durante el ejercicio, para inmediatamente y llama a tu doctor o comadrona:
- dolor en cualquier parte del cuerpo, pero sobre todo en la espalda o pelvis.
- fatiga excesiva
- mareos o sensación de desmayo
- falta de aire
- hemorragia vaginal
- dificultad para caminar
- contracciones
- pérdida de líquido por la vagina
- reducción de los movimientos del feto (aprende a monitorear los movimientos del bebé, pero recuerda que el bebé suele estar más tranquilo cuanto más activa estés tú)
- palpitaciones cardiacas o pulso acelerado, incluso después de descansar.
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