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jueves, 4 de septiembre de 2014

Todo sobre el flujo vaginal

Con el objetivo de facilitar las relaciones sexuales y ayudar de cara al embarazo propiciando el desplazamiento de los espermatozoides, surge el flujo vaginal, un líquido claro con aspecto lechoso que ayuda a mantener el pH ácido y a limitar el crecimiento de gérmenes en la vagina de la mujer que acaben produciendo infecciones.

Este flujo puede experimentar significativos cambios, aunque no siempre implique que exista alguna patología detrás de ellos. Cada mujer ha de conocer las características de su flujo
vaginal, así, si notas un aumento del flujo acompañado de otros síntomas como escozor, mal olor e incluso fiebre, deberás acudir a la consulta de tu ginecólogo cuanto antes ya que podría tratarse de una leucorrea. La leucorrea es un aviso de nuestro organismo de que hay un proceso inflamatorio o infeccioso vulvovaginal. Entre las infecciones más frecuentes se encuentra la vaginosis bacteriana, la candidiasis y la tricomomas.


No obstante, hay situaciones en las que el aumento de flujo es algo normal, como por ejemplo tras mantener relaciones sexuales (por el aumento de la cantidad de sangre que llega a la vagina), en los días previos a la ovulación, siendo en estos días, además, más espeso, o como consecuencia de la ingesta de algunos medicamentos como antibióticos, con corticoides u hormonales. Por el contrario, durante la infancia y la menopausia el flujo disminuye dado que no hay, o se reduce, la actividad sexual.

Por último, una recomendación: no hay que abusar de la higiene y, además, hay que prestar atención a los jabones que se emplean, ya que si se altera el pH se destruirán las bacterias necesarias en nuestro organismo y el flujo disminuirá.

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